Es un procedimiento que ya se aplica como condena legal en algunos países. Los psiquiatras también pueden prescribirlo como tratamiento a pacientes con parafilias.
Ante los sucesivos casos de violación sexual en el Perú, un país catalogado como uno de los más inseguros para las mujeres; surge la alternativa de la castración química, que podría ser viable o al menos debería ser debatida por las autoridades.
¿En qué consiste?
Frena la producción de testosterona, la hormona sexual masculina que está distribuida en un 90 % en los testículos y el 10 % restante en las glándulas suprarrenales.
"La testosterona tiene funciones en el organismo, una de ellas es dar el deseo sexual, el vigor sexual, la erección, la eyaculación, la fuerza muscular, y tiene relación con la memoria", explica el médico urólogo Emilio Garnique.
La castración química se consigue con fármacos, que pueden ser administrados por la vía oral o intramuscular. Por ejemplo el Depo-Provera (acetato de medroxiprogesterona), un anticonceptivo inyectable que sirve para la castración química. “Lo da el Ministerio de Salud para el control de natalidad en las mujeres y se puede utilizar también como castración química".
Pero este procedimiento es reversible y pasajero. “Utilizamos un fármaco que puede durar un mes la acción de privar la testosterona, y aplicamos cada tres o seis meses", precisa el médico.
Como condena legal o tratamiento
La prescripción va a cargo de un urólogo o un endocrinólogo, pues la castración química detiene la excitación sexual. De allí que se proponga como castigo para los condenados por violación, tal como ya ocurre en otras partes del mundo como España, India, Australia, Reino Unido y algunos estados de los Estados Unidos (Lusiana, Texas, California, Georgia, entre otros).
Este procedimiento también se aplica en personas con parafilias, es decir, conductas eróticas incontrolables como la pedofilia (atracción sexual de una persona adulta hacia niños) y otros trastornos, tales como la adicción al sexo. "El diagnóstico debe ser determinado por un médico psiquiatra. Hay pacientes que tienen estas parafilias y dentro del tratamiento está la castración química", señala Garnique.
"Los agresores sexuales deben tener una buena evaluación psiquiátrica y si el médico lo cataloga como parafilia, se indica el tratamiento de la castración química, acompañada de otros medicamentos", continúa el especialista.
En cuanto a los efectos secundarios que puede desencadenar la castración química, sea por una sanción legal o una prescripción médica, se debe evaluar el riesgo-beneficio y los criterios de bioética. "Pueden haber riesgos adversos, pero está la salud y el futuro de un niño", opina el urólogo.