A todos nos ha pasado que estamos tranquilamente descansando, sin mayor preocupación, cuando en un instante recordamos que tenemos que hacer algo o necesitamos ir por algún objeto. Es así que nos levantamos de la cama o del sillón y, de repente, sentimos un ligero mareo.
Nos invade una sensación de que todo a nuestro alrededor se mueve e incluso nos sentimos un poco aturdidos. Esto podría preocuparnos, sobre todo si no estamos en ayunas o tenemos algún problema de salud que nos provoque vértigo. Pero tranquilo, todo esto tiene una explicación científica.
Resulta que cuando nos ponemos de pie de manera abrupta, la fuerza de gravedad ocasiona que gran parte de la sangre se concentre en la zona inferior del cuerpo. A su vez, esto provoca que el flujo sanguíneo y la oxigenación del cerebro disminuyan. En términos médicos, a esto se le conoce como hipotensión ortostática inicial.
Para compensar este problema, el corazón hace un ligero sobreesfuerzo para llevar la sangre a donde hace falta. Ese esfuerzo extra, sumado a la hipoxia en el cerebro, dan como resultado la sensación de mareo.
Por fortuna esto es transitorio y en pocos segundos la circulación sanguínea se restablece en todo el cuerpo. En caso de que presentes otro síntoma como náuseas, visión borrosa o desmayos, es mejor que acudas con tu médico para descartar cualquier padecimiento.