martes, 13 de febrero de 2018

Lunares de sangre: qué son, por qué aparecen y cuándo actuar

Los lunares de sangre o lunares rojos son manchas o relieves en la piel que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque con más frecuencia en el torso, los brazos, las piernas y los hombros. También conocidos como angiomas seniles, nevus rufus o manchas de Campbell Morgan, son más usuales en personas de 30 años o más. 


Estos lunares suelen ser de color rojo, generalmente brillante, y poseen una forma circular u ovalada. Casi siempre son pequeños y suaves. Por este motivo, y cuando no presentan relieve, pueden ser confundidos con manchas en la piel.

¿Por qué aparecen?
Por el momento, no se ha identificado una causa única en la aparición de los lunares de sangre. No obstante, se cree que el factor genético juega un papel importante en ellos. En este sentido, muchas personas nacen siendo más propensas a tener nevus rufus. Asimismo, se considera que el clima, el embarazo y ciertas sustancias químicas también contribuyen a su aparición. 

Por otro lado, se los ha asociado mucho con la edad. En general, comienzan a salir cuando una persona cumple 30 años. En un estudio de una universidad en Korea, se encontró estos lunares en solo el 5 % de los adolescentes, mientras en los adultos de 75 años o más, se los identificó en el 75 % de los casos. 

¿Cuándo actuar?
Los lunares de sangre por sí solos no son perjudiciales para la salud, pero es fundamental estar atento a los cambios que puedan experimentar, como modificaciones en su forma o sangrado. También debe ser una señal de alerta la aparición repentina de un gran número de ellos.

Muchas veces, este tipo de cambios no representan un síntoma de ninguna patología ulterior. No obstante, también pueden convertirse en indicadores de distintas condiciones en la piel, entre las que se encuentra el cáncer. Por esta razón, es importante realizar consultas al médico ante cualquier cambio.

¿Cómo se tratan?
Si bien no suele hacer falta tratar estos lunares, en muchas ocasiones podrías desear quitarlos, sea por recomendación médica o por un tema estético. Para ello, existen varias opciones, como la electrocauterización, la criocirugía o la cirugía láser, además de la extirpación clásica con puntos de sutura.