Esta discusión ha estado en la mira de científicos y médicos por al menos cuarenta años, pero se ha abierto a más interesados en el tema desde que un juicio fallara a favor de un grupo de mujeres que levantaron una demanda contra una importante marca. No es la primera vez que pasa: la farmacéutica ha sido denunciada por este motivo por más de 9000 mujeres, que afirman que el uso de talco contribuyó al cáncer de ovario que padecen. La marca deberá pagar más de cuatro mil millones de dólares por los daños.
El abogado de este grupo de mujeres, de las cuales seis han fallecido, se atrevió a acusar a la marca de encubrir, por décadas, la presencia de asbestos (minerales de fibras largas y delgadas) en sus productos. Se sabe que estos componentes son cancerígenos y, desde 1970, en Estados Unidos, está prohibida la venta de talcos que los contengan. La farmacéutica se defendió añadiendo que varios estudios han demostrado que su talco es seguro, y que el veredicto fue resultado de un «proceso fundamentalmente injusto».
A ciencia cierta
El resultado de este reciente juicio ha aumentado la preocupación entre los consumidores de este producto, pero ¿qué tan relacionado está el cáncer al uso de talco?
Según una publicación de Scientific American, el uso del talco como producto de higiene femenina puede causar inflamación en la vagina, que puede pasarse a las trompas de Falopio y llegar a inflamar los ovarios. Se sabe que la inflamación puede causar cáncer, pero no se ha podido comprobar la relación directa entre el uso genital del talco y el cáncer de ovario específicamente. Los resultados de los estudios son confusos: algunos mostraban relación directa entre estas dos variables, y otros no.
También se ha sugerido que el talco puede estar relacionado al cáncer de pulmón si se lo inhala frecuentemente, otra vez por la presencia de asbestos, cuyas fibras pueden quedarse atascadas en las vías respiratorias.
Un problema ético
Realizar estudios sobre el cáncer con pruebas fieles es difícil, ya que existe una preocupación ética para los científicos: no se puede exponer a un grupo de personas a la sustancia para averiguar si desarrollan cáncer años después.
Basándose en los resultados de algunos estudios, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (que forma parte de la Organización Mundial de la Salud), ha decidido clasificar el talco corporal como producto «posiblemente cancerígeno».