Una alimentación variada, es decir, que incorpore diversos tipos de nutrientes, es el consejo que dan los profesionales de nutrición. Aquellos que son procesados o mínimamente procesados también pueden ser incluidos en la dieta, pero hay que romper algunos prejuicios con relación a ellos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a los alimentos procesados, como los productos comestibles listos para el consumo, y aunque conservan la identidad básica del insumo, su naturaleza ha sido modificada.
"Se refieren a aquellos productos alterados por la adición o introducción de sustancias (sal, azúcar, aceite, preservantes y/o aditivos) que cambian la naturaleza de los alimentos originales, con el fin de prolongar su duración, hacerlos más agradables o atractivos", precisa un documento del máximo ente sanitario.
Asimismo, están los alimentos mínimamente procesados, es decir, aquellos a los que no se les agrega o introduce ninguna sustancia externa. "Usualmente se sustrae partes mínimas del alimento, pero sin cambiar significativamente su naturaleza o su uso. Estos procesos incluyen: limpiar, lavar, pasteurizar, descascarar, descamar, pelar, deshuesar, rebanar, filetear, secar, descremar, esterilizar, refrigerar, congelar, sellar, envolver y envasar al vacío", señala la OMS.
Tenemos, por ejemplo, las verduras congeladas, las legumbres enlatadas, los mariscos congelados, las conservas de pescado en aceite o en agua y sal, las algas deshidratadas, el queso fresco al que se le añade sal y el yogurt natural.
A diferencia de los productos altamente procesados, que contienen poco o ningún alimento natural, aquellos que están sometidos a procesos mínimos puedes considerarlos en tu dieta.
"Los alimentos que ya vienen empacados, que son procesados, y mantienen su calidad nutricional, tienen ventajas. Los enlatados, por ejemplo, tienen un tiempo de vida útil mayor, se aprovechan los nutrientes y se pueden trasladar con facilidad si se va de campamento o ante una situación de desastre natural. Y si no tienes el tiempo de preparar el alimento (cortar, pelar, lavar, cocción), estos son una buena alternativa", señala la nutricionista Sara Abu Sabbah.
Pueden ser consumidos como parte de las comidas o como snacks. Sin embargo -dice la especialista- siempre es mejor orientarnos hacia los alimentos naturales, siempre que sean manipulados en las mejores condiciones de higiene.