sábado, 28 de octubre de 2017

El lado oscuro de los opioides, medicamentos que alivian el dolor

EE.UU. ha declarado que la 'epidemia de opioides' es una emergencia de salud pública. El abuso de estas drogas genera adicción e incluso la muerte.


"Se puede vivir con dolor, ¿pero hasta cuándo?", se pregunta un enfermo de cáncer. Los opiáceos son fármacos paliativos que ayudan en el tratamiento de un paciente oncológico y otros con enfermedades que conllevan un malestar permanente. Sin embargo, pueden generar adicción e incluso la muerte. 

Los opioides son medicamentos que si bien alivian el dolor, deben tener un uso responsable. "Si se toman tal como se recetan, los opioides se pueden utilizar para controlar el dolor de una manera segura y eficaz. Sin embargo, cuando se abusa, incluso una sola dosis grande puede causar una depresión respiratoria grave y la muerte. Bien administrado, el uso médico a corto plazo de los analgésicos opioides rara vez causa adicción, la cual se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivo de una droga a pesar de las consecuencias adversas graves. El uso regular (por ejemplo, varias veces al día, durante varias semanas o más) o el uso o abuso de los opioides a más largo plazo puede dar lugar a la dependencia física y, en algunos casos, a la adicción", precisa el National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos (EE.UU.). 

Los síntomas de abstinencia pueden incluir agitación, dolores musculares y de los huesos, insomnio, diarrea, vómitos, escalofríos con piel de gallina (“cold turkey”) y movimientos involuntarios de las piernas.

Los opiáceos se suministran por vía oral, en forma de píldora o como líquido. También a través de parches cutáneos, pastillas o chupetines que se colocan en la cavidad de la mejilla o bajo la lengua, una bomba analgésica (el paciente controla la dosis a través de un botón) o supositorios rectales. 

El lado oscuro

"Estados Unidos es el país donde se receta el 30 % del total de opioides que se abastecen en el mundo, es una epidemia que mata a 9 norteamericanos por hora, tanto por las medicinas que se pasan de dosis, como por las drogas de la calle", comenta Elmer Huerta médico oncólogo radicado en Washington. 

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., solo en el 2016 alrededor de 64.000 personas murieron por sobredosis de drogas, entre las que figuran los opiáceos.

En respuesta, el presidente estadounidense Donald Trump, declaró el jueves 26 de octubre, que la 'epidemia de opioides' es una emergencia nacional de salud pública.

De acuerdo al doctor Huerta, medicamentos poderosos como la morfina (el Kadian y la Avinza) se administraban en los casos de dolores más severos. 

Otros opiáceos son: la hidrocodona (por ejemplo, la Vicodina), la oxicodona (por ejemplo, el OxyContin y el Percocet), la codeína, el fentanilo.

"En los noventas inició una campaña de mercadeo muy intensa por parte de las compañías farmacéuticas...empezaron a mercadearlos directamente a los doctores, les hablaban de la maravilla que eran estos medicamentos, pero ocultaban decirles que 1 de cada 3 usuarios se iba a quedar adicto a estas medicinas", relata Huerta. 

Organizaciones médicas documentaron que el manejo del dolor no era adecuado en EE.UU. y a partir de esos estudios se acordó que en consulta médica siempre se debía preguntar sobre el dolor, se le consideró la quinta función vital (como el pulso, la temperatura, la presión arterial). 

"Por un lado estaban las compañías que mercadeaban los opiáceos con los médicos; por otro lado, estaban las asociaciones médicas que argumentaban un mal tratamiento del dolor. Resultó que se empezó a recetar a diestra y siniestra", señala Huerta.