Investigadores analizaron datos de más de 17.000 personas mayores de 50 años en tareas relacionadas con la atención, el razonamiento y la memoria.
Las personas que resuelven pasatiempos como crucigramas, autodefinidos u otros juegos que involucren palabras tienen un cerebro más joven que lo que corresponde a su edad, según un estudio anunciado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2017, que se celebra estos días en Londres.
Expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter y del Kings College de Londres (Reino Unido) analizaron datos de más de 17.000 personas mayores de 50 años en tareas relacionadas con la atención, el razonamiento y la memoria.
Comprobaron que los que hacían este tipo de pasatiempos respondían con capacidades propias de personas diez años más jóvenes en las pruebas de velocidad de razonamiento gramatical y precisión de memoria a corto plazo.
Medidas. Según Clive Ballard, profesor de Enfermedades Relacionadas con la Edad en Exeter, muchos de los factores implicados en la demencia son evitables. Los investigadores insisten en que este estudio no es suficiente para afirmar con rotundidad que hacer crucigramas mejora las habilidades del cerebro, ya que aún son necesarios experimentos clínicos para poder confirmarlo, pero sí establece una relación clara.
Aclaran que, mientras esto se comprueba, los mejores consejos para reducir el riesgo de desarrollar demencia es mantener un estilo de vida saludable: realizar actividad física, evitar fumar y comer una dieta equilibrada y saludable.
Cuidado con el estrés. Pero si los crucigramas pueden retrasar el riesgo de alzhéimer, hay otros factores que podrían adelantarlo. Un equipo de la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin (EE.UU.) ha asegurado en la misma conferencia que las experiencias de vida estresantes pueden envejecer el cerebro varios años. Los expertos descubrieron que incluso un evento estresante importante sucedido en la juventud puede tener un impacto en la salud cerebral posterior.
El equipo examinó datos de 1.320 personas que informaron experiencias estresantes durante su vida y se sometieron a pruebas en áreas como el pensamiento y la memoria. Los participantes tenían en promedio, 58 años, y realizaron una serie de pruebas neuropsicológicas. Las experiencias estresantes de la vida incluyeron cosas tales como perder un trabajo, la muerte de un niño, el divorcio o criarse en un entorno de abuso de alcohol o drogas se vinculaban a una función cognitiva más pobre en el futuro.