La depresión es una problemática mundial: 300 millones de personas la padecen. Pero hasta el momento, la salud mental no ha sido una prioridad para los países, como sí lo es la salud física. Desde las políticas públicas suele desatenderse esta problemática porque todavía no somos conscientes de lo fundamental que es el bienestar mental para la salud del ser humano. Por otro lado, la depresión y otras problemáticas vinculadas a la salud mental son un tema tabú para la sociedad. No hablamos del tema, lo ocultamos, por miedo a que nos traten de «locos».
Pero es un problema mundial. Según Science Daily, la depresión en Estados Unidos aumenta año a año, sobre todo en adolescentes. Eso no es todo: según la Organización Mundial de la Salud, 800 mil personas se suicidan por año y es la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 29 años.
Ante esta realidad, la ciencia ha comenzado a profundizar sobre estas temáticas y la Universidad de Hiroshima encontró recientemente que los antidepresivos pueden no funcionar en todas las depresiones.
¿Por qué no siempre funcionan los antidepresivos?
Cuando una persona tiene depresión, al cuerpo le faltan dos sustancias químicas (serotonina y norepinefrina), según Ifl Science. Los antidepresivos lo que buscan es arreglar este desequilibrio. Pero como no siempre son efectivos (al 30 % de las personas no le hace efecto el medicamento), decidieron investigar qué sucedía y cuál era la razón de la falla.
Tras investigar encontraron que hay una proteína (RGS8) que puede dar lugar a un tipo de depresión diferente a la de la ausencia de esas dos sustancias químicas. En este caso, es necesario otro tipo de antidepresivo que intente regular los niveles de esta proteína.
Esta proteína controla el receptor de la hormona MCHR1 (hormona que, cuando funciona bien, regula el sueño, la alimentación y el ánimo). La proteína RGS8 inactiva el MCHR1 por lo tanto el sueño, el apetito y el ánimo pueden verse afectados y, en consecuencia, la persona sentirse deprimida.
A través de la investigación en ratones, los expertos encontraron que no siempre en la depresión está presente el proceso de monoaminas (ausencia de las dos sustancias químicas antes nombradas). Por este motivo, los profesionales de la salud deberían encontrar qué proceso es el que está motivando en la depresión para luego recetar un medicamento específico (y, por otro lado, tras esta investigación, los farmacéuticos deberían encontrar un medicamento que active el MCHR1).