Se recomienda la aplicación de la toxina botulínica en etapas tempranas del envejecimiento, ya que de esta manera se previene el daño irreversible en la piel.
La toxina botulínica es una neurotoxina, sintetizada a partir del veneno de una bacteria (Clostridium botulinum), modificada para que sea apta para el uso en humanos. Su objetivo es relajar el músculo y evitar que se contraiga, por lo tanto, atenúa ciertas líneas de expresión.
Historia
El uso de la toxina botulínica data desde la década de los 70, cuando el oftalmólogo Alan Scott la usó para tratar el estrabismo (desviación del globo ocular), posteriormente en la década de los 90, se empieza a usar como tratamiento para aliviar la tortícolis espasmódica y la distonía cervical, luego se vio beneficios al tratar la excesiva sudoración o hiperhidrosis axilar. Los efectos estéticos se descubrieron casualmente, al evidenciar la reducción de las líneas de expresión en la zona tratada. Actualmente también se usa para tratar crisis de migrañas, espasmos musculares, incontinencia urinaria, entre otros.
Hay varias marcas de toxina botulínica, entre las más usadas se encuentra Botox (de Estados Unidos) y Dysport (del Reino Unido).
Actualmente, el objetivo de su uso en estética y antienvejecimiento es mantener la expresividad y gesticulación natural del rostro, eliminando solo ciertas líneas de expresión. Es bastante segura siempre y cuando se utilice correctamente, en dosis adecuadas y en puntos estratégicos para lograr los resultados deseados.
Efecto y duración
El efecto dura aproximadamente 6 meses, en algunas personas podría durar un poco menos y en otras un poco más, teniendo en cuenta que el músculo tiene memoria y se acostumbra a mantenerse relajado. Pasado el efecto, las líneas de expresión regresan a como eran antes pero con 6 meses menos, ya que durante el tiempo de efecto del producto no se forma la arruga y por ende no se daña la piel ni la estructura de colágeno. No es mandatorio que el paciente se aplique nuevamente el tratamiento pasado el tiempo indicado, solo si le gustó el resultado y desea hacerse un mantenimiento se vuelve a aplicar.
Actualmente, se recomienda la aplicación de la toxina botulínica en etapas tempranas del envejecimiento, ya que de esta manera se previene el daño irreversible en la piel, antes que se rompa la estructura de colágeno, y de esta manera se necesita menos dosis, menos tratamientos y se obtienen mejores resultados.
Hay que recalcar que la toxina botulínica no rellena, solo actúa en el músculo evitando su contracción. Las zonas más frecuentes de aplicación en el rostro son en patitas de gallo, entrecejo, frente.
Después de la aplicación el paciente no se debe recostar por 4 horas, por lo demás se puede continuar con sus actividades con total normalidad.
Efectos secundarios y contraindicaciones
Podrían aparecer equimosis o moretones en el 2 a 5 % de los casos, no es muy frecuente pero puede suceder. Luego de la aplicación puede aparecer un ligero enrojecimiento en la zona de punción, el cual desaparece rápidamente. Se puede usar maquillaje y cremas de uso habitual luego de la aplicación.
No se aplica en gestantes ni en pacientes alérgicos al huevo, que estén tomando un tipo de antibiótico de la familia de los Aminoglucosidos y en pacientes con parálisis facial.
Es importante recalcar que no se debe abusar de ningún producto estético que podría obtenerse el resultado contrario. Mientras más natural se vea la persona, es mejor. Lo ideal es que nadie note que se ha aplicado toxina botulínica, simplemente deben verlo mejor.