El insomnio y otros trastornos del sueño están asociados al aumento de peso, la depresión, el cáncer y males cardíacos. Sí podemos evitar estas consecuencias.
El insomnio se manifiesta como una dificultad para dormir, interrupciones del sueño durante la noche o somnolencia durante el día, según una Guía de diagnóstico y manejo del Ministerio de Salud (Minsa). Investigaciones a nivel mundial asocian este y otros trastornos del sueño al aumento de peso, la depresión, el cáncer y enfermedades cardíacas.
El psiquiatra Humberto Castillo, ex director del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”, explica que el insomnio sí es un problema de salud pública, que encaja dentro de un 20 a 30 por ciento de la población que registra problemas de sueño.
"El no dormir adecuadamente produce molestias y dificultades para adaptarse en la vida laboral y estudiantil. Puede ser síntoma de alguna enfermedad o trastorno mental, como la depresión o la ansiedad".
En el caso de la depresión, el insomnio se presenta cuando la persona se despierta bruscamente y luego no puede volver a dormir. En tanto que la ansiedad provoca dificultad para conciliar el sueño desde un inicio. "El insomnio puede desencadenar episodios maníacos en personas con trastorno bipolar, incluso puede ser fatal.
Es un factor de riesgo para desórdenes en general, porque el sueño es uno de los principales mecanismos reparadores que tiene el ser humano para recuperarse de la actividad mental y física".
La Asociación Americana de Centros de Estudio y Tratamientos del Sueño sostiene que hay insomnio cuando no se logra dormir las 6 horas mínimas razonables en el caso de los adultos. "Hay excepciones especiales, porque algunas personas tienen otra dinámica y logran una plena recuperación con solo 4 o 2 horas de sueño, pero es raro", comenta el psiquiatra Humberto Castillo.
De acuerdo al médico, si bien se solía poner énfasis en la asociación insomnio - dificultad para dormir, la somnolencia diurna también es señal de este trastorno; y puede ser debido al desplazamiento de actividades hacia la noche. Ocurre con frecuencia durante las vacaciones, en que las personas duermen apenas de 2 a 3 horas.
Asimismo, dice Castillo, el ser humano tiene sensores para que en la oscuridad se induzca el sueño y en la claridad, el despertar. De allí que exponernos a la luz eléctrica o a los dispositivos electrónicos pueda modificar estos patrones.
Higiene del sueño
El investigador de la Universidad de Stanford y descubridor de las neuronas que nos ayudan a conciliar el sueño, Luis de Lecea, en entrevista con el diario El País de España señala que los problemas para dormir se pueden arreglar con 'higiene del sueño'.
Por ejemplo sugiere: no irse a dormir con la televisión prendida, evitar el uso de smartphones o tablets (o utilizarlos en luces tenues), destinar un periodo de tiempo que conduzca al sueño, hacer actividad física.
Además, Lecea aconseja estar más expuesto a la luz natural del sol y durante la tarde o la noche, estar más aislado. "El ritmo de dormir ocho horas no es necesariamente malo, pero tienen que ser ocho de verdad, no pueden ser ocho interrumpidas o poco eficientes. Y, además, está claro que la luz artificial influye mucho en los patrones de sueño".
"El problema existe, (el insomnio) es un problema de salud pública. Individualmente, no se puede asegurar de ninguna manera que dormir poco vaya a causar cáncer u obesidad, eso no es verdad, pero para toda la población hay bastantes indicios de que es el caso. Se necesitan estudios más serios a nivel epidemiológico y a nivel básico de cuáles son los mecanismos que causan estos problemas", concluye el investigador.