El acné es una condición cada vez más común en adultos y suele aparecer por problemas con el estrés y la ansiedad.
Normalmente relacionamos los problemas de acné a la adolescencia, pero la realidad es que los adultos también lo sufren. “El acné adulto es el que tiene una mayor secuela, por eso el tratamiento es más complicado”, dice Kateryn Pérez, dermatóloga de la Clínica Continental.
La aparición de esta enfermedad en la adultez, entre muchos otros factores, tiene que ver con un componente genético. “Si el papá tuvo acné, es probable que su hijo también lo tenga”, dice. Pero existen otros factores que influyen en su aparición: el estrés, la ansiedad, el consumo de tabaco, que es un factor predominante por comportarse como promotor del mantenimiento de la enfermedad y el uso de ciertos cosméticos, que favorecen la producción de grasa facial.
Si tienes predisposición al acné es mejor que no consumas grasas como mayonesa, chocolate, pollo a la brasa o cualquier tipo de vitamina B. Las limpiezas faciales también están prohibidas: el vapor abre más los poros y esto propicia el crecimiento de granos.
El tratamiento. Si bien existen soluciones rápidas que incluyen tecnología láser, lo mejor será que hables primero con un dermatólogo, para encontrar el tratamiento ideal acorde a tu tipo de piel. El camino fácil no siempre es el mejor. Y por nada del mundo pienses en reventar los granos como una solución a corto plazo. “Esto solo consigue que los gérmenes penetren más profundamente en la piel, lo que podría provocar un enrojecimiento mayor, dolor e incluso infección”, aclara la especialista.