La miel ha sido valorada durante muchos años como una excelente sustancia en lo que respecta a los tratamientos de gripe o dolores de garganta, mientras la ciencia siempre se ha mostrado curiosa respecto a lo que son sus propiedades antisépticas.
Frente a estas interesantes sospechas, especialistas han estado investigando no solo a la miel sino también a su prima, la jalea real de las abejas.
Las propiedades curativas de la miel y la jalea real
La jalea real es el alimento especial que las abejas segregan para alimentar exclusivamente a la abeja reina y a las larvas, en sus primeros días de vida. En países como Estados Unidos se la puede encontrar de forma abundante, desde lugares de venta de comida hasta en frascos de champú, aunque no siempre es de buena calidad.
No obstante, un equipo liderado por especialistas de la Academia Eslovaca de Ciencias estuvo estudiando a la jalea real para descubrir qué es lo que le da sus propiedades antisépticas y qué es lo que la hace tan buena en lo que respecta a la cicatrización de heridas.
Los resultados del estudio revelaron que el responsable de las propiedades curativas de la jalea real es un péptido llamado defensina-1, que se encuentra en humanos, plantas y animales, que pertenece a la categoría de las proteínas anti-microbianas.
La defensina de las abejas puede encontrarse tanto en la miel como en la jalea real, lo que puede llegar a explicar por qué ambas sustancias comparten tantas propiedades.
En la parte más cruel del experimento, el equipo de investigación hirió en la espalda a 20 ratas en un laboratorio para realizar experimentos, descubriendo que aquellas que habían sido tratadas con la jalea o con la defensina aislada habían cicatrizado mucho más rápido que las que no fueron tratadas.
Los resultados significativos del estudio sugieren que efectivamente la jalea real, la miel y la defensina cuentan con propiedades que les permite acelerar la formación de cicatrices para curar heridas.
El equipo se encuentra entusiasmado al respecto, mientras muchas personas creen que estos avances nos acercan un poco más a convertir las propiedades de las sustancias de las abejas en tratamientos de utilidad para los humanos, aunque aún queda un largo camino por recorrer.