Es un hábito común cortar pastillas para reducir la dosis que se toma pero, ¿qué riesgos supone esta práctica?
Una imagen: la abuela partiendo con el cuchillo una pequeña pastilla para el corazón porque el doctor le ha mandado que tome solo la mitad con las comidas. Otra situación: un adolescente divide en dos la pastilla de paracetamol porque se ve incapaz de tragarla. ¿Te suena? Quien ha vivido una situación parecida, no se plantea los problemas derivados de no acabar tomando la dosis adecuada.
En algunos fármacos, sobre todo en los más pequeños, se puede pasar de una dosis terapéutica a una tóxica con un simple error al partirlos, asegura un grupo de científicos de la Universidad de Gante, en Bélgica.
En el estudio, publicado en la revista científica Journal of Advanced Nursing, los investigadores mencionan que partir las pastillas puede generar consecuencias clínicas graves para el paciente. Entre ellas, resistencia a los fármacos y al tratamiento de enfermedades como la malaria.
El experimento. Para llegar a esta conclusión, los investigadores les pidieron a cinco voluntarios dividir ocho pastillas de distinto tamaño y forma utilizando diferentes técnicas. Los métodos de corte incluían un aparato especial para división, tijeras y un cuchillo de cocina. Los científicos descubrieron que el 31% de las tabletas divididas contenían cantidades diferentes de la dosis que se esperaba obtener. Se encontró que con el uso del aparato especial se logró un corte más preciso. Sin embargo, éste también produjo errores en el 13% de los casos.
“La división de pastillas a menudo resulta en tamaños desiguales, y una cantidad sustancial del fármaco puede perderse durante la división”, apunta Charlotte Verrue, autora del estudio.
Por esta razón, la especialista recomienda a los fabricantes farmacéuticos ofrecer una mayor variedad de dosis y formulaciones líquidas, para que sea cada vez menos necesario recurrir a esta práctica.
