Se produce un despegue de hormonas y una exposición a enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión.
Las diferencias étnicas deberían enriquecer la diversidad de la humanidad, en cambio todavía persisten pensamientos y acciones racistas. Estos prejuicios causan daño psicológico y físico.
Una revisión de 293 estudios, que incluyó a participantes americanos, asiáticos, latinos y afroamericanos, asoció el racismo con una peor salud mental, considerando el mayor impacto de la depresión, la ansiedad y el estrés.
Una situación tan incómoda como el sentirse discriminado o insultado, puede generar una situación de estrés que provoca la producción excesiva de hormonas como el cortisol y la adrenalina. "Evolutivamente el cuerpo desarrolló una respuesta al estrés. Cuando estábamos siendo amenazados se despegaban estas hormonas y se transforman en combustible o energía", comenta Alberto Quintanilla, médico endocrinólogo de la Clínica Delgado.
Pero cuando hay estrés también fabricamos glucosa y triglicéridos. "En una persona con predisposición a la obesidad o el sedentarismo, puede aparecer diabetes".
Además, influenciado por esta hiperexcitación, sube la presión arterial y aumenta el ritmo cardíaco.
"Estudios epidemiológicos han probado que las personas de estratos más bajos o de piel más oscura, afroamericanos o hispanos, tienen más cantidad de enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes y males cardiometabólicos. Tienen un menor acceso a la salud, deben trabajar mucho más horas, tienen una vida con más estrés. El racismo puede dificultar la atención y el acceso a la salud", señala Quintanilla.