Si sientes la nariz siempre congestionada. Si tus ojos están irritados. Si duermes mal y amaneces peor. Y si tienes estos y otros síntomas durante 10 o más días, es conveniente que consultes con un médico.
Nada raro tiene: es tan frecuente la sinusitis que se calcula que uno de cada tres habitantes de los países desarrollados la sufren. En Latinoamérica, las cifras pueden ser aún mayores, pues uno de los detonadores de la enfermedad están en el hacinamiento y en las infecciones mal tratadas o, simplemente, descuidadas.
El doctor José Pineda, neumólogo de EsSalud, explica que la sinusitis es la inflamación de los senos de la cara. Produce irritabilidad, malestar, dolor facial.
En sus comienzos, se puede confundir con un resfriado pero, en vez de desaparecer en pocos días, a diferencia de éste, la sinusitis se prolonga durante semanas. No es extraño que se convierta en un mal crónico.
Esta inflamación puede iniciarse como respuesta a una infección. Si por alguna circunstancia, el moco se ve obstruido, se inicia el proceso. Un golpe en la nariz, el tabique desviado, inflamación de las amígdalas y hasta infecciones en los dientes, son algunas de las causas.
Es importante que las personas que padecen sinusitis reciban tratamiento inmediato con un especialista ya que, de no hacerlo, su vida podría estar en riesgo. “Cuando no se recibe el tratamiento necesario, la infección contenida avanzada hacia los ojos y puede provocar una trombosis o meningitis y con ello la muerte”, advierte el médico.
Infección crónica. El especialista recomienda que las personas que padecen de sinusitis de forma crónica se sometan a cirugía. “Este procedimiento permite abrir y limpiar la zona afectada. Con esto evitamos que el paciente padezca la enfermedad en el futuro”, indica.
Y menciona, además, que este tipo de cirugía tiene beneficios inmediatos: después de una semana, el paciente puede volver a sus actividades normales sin ningún problema.
Prevención. Para prevenir la aparición de sinusitis es importante no menospreciar a los resfriados, sonarse la nariz despacio y utilizar gotas nasales al viajar en avión o en bus, para evitar problemas con la presión.